¡Hola, hola! ¿Estás pensando en estudiar el ciclo de educación infantil o conoces a alguien que esté interesado? Se me ha ocurrido escribir un post informativo sobre detalles que estaría bien que todos conociesen antes de lanzarse a la maravillosa aventura de ser educador infantil. ¿Te animas a leerlo? ¡Vamos a allá!
Investiga y pregunta antes de dar el salto en educación
Si todavía no te has lanzado a estudiar educación infantil, te animo a que lo pienses mucho. Que investigues las materias que vas a tener, que preguntes a educadores infantiles por su profesión para saber si empatizas con la profesión o si no. Reflexiona sobre si tienes verdadera vocación hacia la educación infantil y si estás dispuesto a dar la mejor versión de ti mismo en el aula incluso (en muchas ocasiones) sin reconocer tu trabajo.
Trabajar como educador infantil no es un juego. Es un trabajo que requiere muchísimo esfuerzo, responsabilidad y dedicación. Tener una actitud negativa con los peques influye muchísimo en su día a día. Por lo tanto, si no estás seguro, no consigues aclarar tus dudas, no tienes claro si te gusta o no, es mejor que pienses en otra cosa o que le des otra vuelta más. Por el bien de los niños y del tuyo propio.
Ser educador infantil no es fácil. Por mucho que digan
Estoy casi convencida de que has escuchado por ahí que ser educador infantil es un trabajo increíblemente fácil. Que solo tienes que cambiar pañales y dar de comer a los peques. Te aconsejo que no vayas con esas expectativas porque no son correctas. Los educadores infantiles hacen muchísimo más que cambiar pañales, dar comidas y ayudar a los peques a dormirse la siesta: estimulan, crean, acompañan, apoyan, escuchan, se implican...
Trabajarás en situaciones de mucho estrés
En algunos centros educativos de infantil, las ratios no están reguladas. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que quizás, estarás en un aula con más de doce niños sin contar con ninguna ayuda. Tendrás que ocuparte del bienestar de los peques, de que a ninguno le pase nada malo y de intentar atenderlos a todos de la mejor manera posible. A veces, sentirás agobio, estrés y bastante incomprensión hacia tu trabajo. Pero…
Pero merece la pena cuando ves su sonrisa
Una de las cosas más bonitas y reconfortantes de ser educador infantil es la sonrisa y la cara de emoción de los niños. Ver cómo los peques corren hacia ti para abrazarte, besarte y demostrarte un sin fin de cariño y de agradecimiento. Por verles felices y entusiasmados cada día, merece la pena trabajar en situaciones de estrés, agobio y luchar por una educación de calidad en los centros educativos infantiles.
No solo tendrás que acompañar a los niños
Ser educador infantil no significa acompañar únicamente a los peques. Posiblemente, en el centro educativo en el que trabajes haya familias que necesiten tu ayuda. Que se sientan perdidos, confusos y que quieran consultarte cosas respecto a la educación de sus hijos. Por eso, es muy importante aplicar una comunicación efectiva, positiva y empatica con las familias de los niños para favorecer el trabajo en equipo y una correcta colaboración.
No te quedes solo con el ciclo de educación infantil
Te recomiendo muy mucho que no dejes tu formación. La etapa de educación infantil cambia constantemente y como educador infantil tienes que estar al tanto de las novedades en cuanto a formación complementaria se refiere. Además, hay cosas muy interesantes que desgraciadamente, no te las enseñan ni en la carrera de magisterio infantil ni en el ciclo superior. Así que si quieres implicarte al máximo con tu trabajo, tendrás que acceder a algunos cursos (y lamentablemente, los mejores no son gratuitos).